viernes, 5 de septiembre de 2014

¿Hay que "entender" el arte?

                “El arte era lo imprevisto que surge a la vista, a la vida. La obra, como el individuo, es hallazgo, accidente, sorpresa agradable.” R. Debray.

La controvertida pieza  La fuente, de Duchamp. Uno de los primeros ejemplos de 'ready made'.


                La historia del arte siempre ha estado en constante evolución. En gran medida debido al descubrimiento o creación de nuevos materiales, lo que propiciaba experimentar con nuevas técnicas, creando a su vez estilos diferentes.

                Hoy en día nos encontramos con que el arte no es como nos lo habían venido enseñando desde la primaria. Y es que el arte contemporáneo viene con una variedad inimaginable de posibilidades. El gran cambio, sin embargo, se dio mucho antes de lo que podría pensarse. Regis Debray lo ubica en el momento en que apareció la fotografía.

                Si bien esta invención comenzó teniendo un fin científico, ya varios pintores anticipaban que vendría a cambiar drásticamente el mundo del arte, que hasta entonces venía representando a la realidad. Aunque esto no fue inmediato, Debray (1994) afirma que “[…] En lo inmediato, el procedimiento fotomecánico cometía el sacrilegio de introducir un automatismo en el corazón impalpable de lo vital. Lo repetible pasaba por despreciable, pero es siempre por ahí  por donde empieza una democratización […]”

                Es aquí donde es importante resaltar que, en nuestra época, ver ya no significa creer, sino interpretar. Y las formas de ver la vida, y por tanto también las de interpretarla van cambiando. Walter Benjamin, en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1936) afirma que “Dentro de grandes espacios históricos de tiempo se modifican, junto con toda la existencia de las colectividades humanas, el modo y manera de su percepción sensorial […] están condicionados no sólo natural, sino también históricamente.” Más adelante, Nicholas Mirzoeff complementa esta observación argumentando que una forma de representar la realidad va ocupando el lugar de la anterior a medida que esta última desaparece (Mirzoeff.  2003).

                La llegada de la fotografía hace que los artistas comiencen a cuestionar la tradición de la pintura como medio privilegiado de representación y a buscar extender el contenido del lienzo más allá de la pintura. Y es que, con la llegada de las cámaras fotográficas portátiles y de fácil manejo, cualquiera podía capturar su propia representación de la realidad.

                Comienza a gestarse una cultura visual. Una cultura que, según Mirzoeff aleja nuestra atención de los tradicionales escenarios de observación y la atrae a la experiencia visual de la vida diaria. Es quizá por ello que en este periodo surge también como característica del arte una naturaleza experimental, en la que se utilizan diversas técnicas y materiales tomados de otros ámbitos de la vida cotidiana.

                El arte no es ya representación objetiva, sino expresión personal. Arthur Danto anuncia entonces la muerte del arte como lo conocíamos. Este desaparece cuando reconoce que no hay un formato específico en el que deba encajar una obra de arte.

                Concluyendo, el arte contemporáneo puede presentarse de muchas y muy diferentes maneras. No todas ellas serán agradables al público, pero el objetivo del arte no es agradar al público, sino expresar una forma particular de percibir la realidad, que puede o no ser compatible con la del espectador. Y es un grave error pensar que si algún individuo no gusta de una pieza o no la comprende es por ello menos culto.

                Este elitismo, esta división entre “alta cultura” y “cultura popular” tiene ya varios años. Incluso Pierre Bordieu realizó un estudio, una encuesta en la que aseguraba que la clase social a la que pertenecía un individuo era un factor determinante de su reacción ante el arte. Sin embargo, las preguntas que realizó estaban manipuladas de tal manera que el “Los descubrimientos de Bordieu sólo confirman los prejuicios que contenían sus preguntas y que sostenían que a <<ellos>> no les gustaría <<nuestra<< cultura de élite y deben ser estudiados como un fenómeno diferenciado: lo popular.” (Mirzoeff, 2003).

                No hay razón, entonces, para temer ser considerado inculto al no entender o no gustar del arte contemporáneo. El arte es tal en tanto que representa la manera en que el artista concibe su realidad, pero puede ser interpretada de diversas maneras por diferentes espectadores; incluso por el mismo espectador en ocasiones diferentes, pues el sujeto, junto con su percepción, va cambiando con el correr del tiempo.

Bibliografía.

Benjamin, W. (1936). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. [Digital].  Disponible en http://www.philosophia.cl/biblioteca/Benjamin/la%20obra%20de%20arte.pdf

Debray, R. (1994). Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en occidente. Barcelona: Paidós.

Mirzoeff, N. (2003). Una introducción a la cultura visual. Barcelona: Paidós.


Rush, M. (2005). New media in art. Nueva York: Thames & Hudson.

1 comentario:

  1. ¡Disertación preciosa! ¡qué gusto que hayas vuelto a esto de la blogueada!

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