-¿Ya te enteraste? Que va a venir una bailarina rusa a
ver el espectáculo.
-¿De veras? ¿Y sabes quién es, Lupe?-
-La Pavlova, creo. Que estuvo en el Arbeu con su compañía de
ballet clásico. Y Pos’ dice don Leopoldo que le vamos a presentar Los sábados
trágicos y unas canciones mexicanas.
-¡Ay, ese Leopoldo Beristáin! ¿Cómo cree? Mira que
presentarle Los sábados trágicos a la gente finolis esta. Ya me imagino la cara que va a poner la rusa
cuando vea a la Rivas Cacho en escena.
-Pos’ yo no sé, Mimí, pero ya ves que cuando a ese hombre se
le mete una idea en la cabeza, no quita el dedo del renglón. Hasta mandó traer
ramos de rosas que para que se las entreguemos después de la función.
Terminaron
de arreglarse y Mimí y Lupe salieron a escena junto con el resto de la Compañía
de Opereta y Zarzuela de Leopoldo Beristáin. Dentro del elenco figuraban, además,
varias de las más famosas y talentosas tiples del teatro de revista. Lo mejor
de lo mejor del Teatro Lírico para la célebre Anna Pavlova, que se dignaba a
acudir a tal espectáculo, ante la sorpresa de los eruditos de la época. Puede
que la gente del pueblo jamás hubiera asistido a sus funciones, pero los
periódicos no dejaban de alabar su talento; y en cuanto hizo su aparición en el
Lírico, el público estalló en aplausos.
Se
cantó, se bailó, se hicieron parodias y sátiras que habrían hecho estremecer a
más de uno de esos intelectuales críticos de teatro. Y mientras el elenco
deleitaba a la multitud con las canciones mexicanas, Beristáin se acercó a la
bailarina rusa para regalarle las figuras de cera de un charro y una china
poblana.
Por
fin, después de agradecer al público y deshojar una rosa tras otra sobre la
cabeza de la invitada de honor, Mimí y Lupe regresaron al camerino.
-Ay no, Lupe. Apenas pude aguantarme la risa.
-¿La risa? ¿Pos’ qué pasó o qué?
-No me digas que no viste al Cuatezón. A llore y llore de la
emoción. ¡Tres paliacates empapó, Lupe, tres!
-Ay, ese Leopoldo. ¿Tú crees que a la Pavlova le haya
gustado el espectáculo? Como que la vi que se quedó platicando con las Pérez
Caro. Creo que de las danzas que le bailamos.
-Mira, no sé, pero hoy le aplaudieron más a ella que a
nosotras.
-Sí, ¿verdad? A ver si no nos vuela la clientela.
-¡Hasta crees! Si hay gente que apenas tiene para pagarse un
lugar en luneta aquí en el lírico, menos va a andar teniendo para irse al
Arbeu o al Principal. Si es que la gente
fina no baja de “género chico” al teatro de revista, mi Lupe.
-Pos’ sí, ¿verdad? Mejor le habías de seguir calando en el
cine, Mimí. Tú que ya le sabes a ese asunto.
- ¡Ay, no! No me hables de cine, que con la Azteca Film tuve
bastante. Yo ya no le hago a eso. Mira, mejor me he estado poniendo a escribir.
Vas a ver, esto del cine se va a acabar un día, ahorita nomás porque es
novedad. ¡Ni oye uno nada! La gente se va a cansar. Yo voy a seguirle a esto de
ser tiple, ‘ora si que hasta que el cuerpo aguante, y cuando vieja, voy a
publicar todito lo que tenga escrito. Vas a ver si no me hago famosa como
escritora.
-No, Mimí, habías de seguirle intentando con el cine. Yo
creo que sí va pa’ largo.
-Pos’ yo no sé, pero yo no creo ser recordada como actriz,
yo voy más bien para esto de la escribida.
Después,
silencio mientras terminaban de desmaquillarse y cambiarse de ropa, un beso en
cada mejilla, un “nos vemos mañana” y cada quién para su casa.
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Sobre Anna Pavlova y el jarabe tapatío: Alberto Dallal, La Danza Moderna en México; Margarita Tortajada Quiroz, Bailar la Patria y la Revolución.
Sobre Anna Pavlova y el jarabe tapatío: Alberto Dallal, La Danza Moderna en México; Margarita Tortajada Quiroz, Bailar la Patria y la Revolución.
Sobre la vida de Mimí Derba: Octavio Rivera Krakowska, Mimí Derba: Realidades.
Y bueno, este texto está, obviamente, basado en hechos reales. El homenaje a Anna Pavlova se presentó en el Teatro Lírico el día 27 de febrero de 1919 a las 8:45 de la tarde. Quizá este acontecimiento fue el que impulsó a la bailarina rusa a presentar, el 18 de marzo del mismo año, la Fantasía mexicana que incluía una versión en puntas de pie del jarabe tapatío, llevando de este modo una pieza popular y desdeñada por la élite a los escenarios más finos del país. Y efectivamente, fue Eva Pérez Caro quien realizó el montaje de esta coreografía para la Pavlova.
Mimí Derba sí publicó un libro, pero es recordada no por este hecho, sino por su participación en varias películas del cine mexicano, incluyendo Santa, la primer película sonora en nuestro país.
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